PRAZOLES
Es mundialmente conocido que el aumento en el abuso de fármacos es una tendencia que entraña peligros como las adicciones, las interacciones potencialmente mortales entre ellos o la aparición de resistencias entre las bacterias a las que deben combatir. Además, en los últimos años, las instituciones sanitarias cada vez revisan más la seguridad de los fármacos y la evaluación de los medicamentos de uso humano que se comercializan en nuestro país. Así, en los últimos años son numerosos los medicamentos que se han retirado o se les ha relacionado algún efecto adverso hasta ese momento desconocido. Y, normalmente, estas alertas o advertencias están asociadas a fármacos muy populares y usados en nuestro país.
OMEPRAZOL, ESOMEPRAZOL, LANZOPRAZOL, PANTOPRAZOL:
Omeprazol es el primer fármaco comercializado de los llamados inhibidores de la bomba de protones (IBP), familia de medicamentos utilizados en el tratamiento de diversas patologías del tracto gastro-esofágico.
Existe, por otra parte, la percepción general de que este medicamento presenta un perfil de seguridad alto, a pesar de que aparecen descritas en la ficha técnica diferentes reacciones adversas, algunas de ellas, aunque poco o muy poco frecuentes, de carácter grave. Tal es el caso de la hipomagnesemia en pacientes tratados durante al menos tres meses y, en la mayoría de los casos, durante un año. También riesgo de fracturas de cadera, muñeca y columna vertebral en dosis altas y durante tratamientos prolongados (más de un año), sobre todo en pacientes de edad avanzada o en presencia de otros factores de riesgo, si bien parece que existe controversia al respecto.
Sin embargo, evidencias clínicas y estudios recientes han puesto de manifiesto una relación del uso continuado de omeprazol con otras manifestaciones adversas: déficit de vitamina B12, nefritis intersticial aguda, candidiasis orofaríngea y alucinaciones visuales.
En pacientes en tratamiento con clopidogrel se desaconseja el uso concomitante de omeprazol o esomeprazol, excepto que se considere estrictamente necesario.
El esomeprazol es el isómero S del omeprazol. La evaluación cuidadosa de los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, y esomeprazol) no permite evidenciar una diferencia de eficacia entre ellos, sea cual sea la indicación para la que son empleados. La evaluación más importante recae en el omeprazol, del cual se posee la mayor experiencia de utilización.
El riesgo de efectos secundarios de los otros IBP parece similar al del omeprazol.
El esomeprazol se metaboliza principalmente a través de la enzima CYP2C19, por lo que se convierte en inhibidor competitivo de otros fármacos que utilizan la misma enzima, como diazepam, citalopram, imipramina, clomipramina, fenitoina, etc. Ello se traduce en un posible aumento de los niveles plasmáticos de los fármacos mencionados. La administración de 30 mg de esomeprazol originó una disminución del 45% en el aclaramiento del diazepam. La toma de 40 mg de esomeprazol produjo un aumento del 13% en los niveles plasmáticos valle de fenitoina en pacientes epilépticos, por lo que se recomienda monitorizar las concentraciones plasmáticas al iniciar o suspender el uso de esomeprazol en pacientes en tratamiento con fenitoina.
Fuente: https://www.navarra.es/NR/rdonlyres/F7C01435-8BEF-481E-8DA4-35D3A4969CEF/484817/FET_2002_7.pdf
Los efectos secundarios más frecuentes asociados al uso del omeprazol fueron: náuseas 10.097 informes, fatiga 7.968 informes, dificultad para respirar 9.131 informes, diarrea 9.089 informes, debilidad 7.968 informes, náuseas y vómitos 7.322 informes, dolor 7.196 informes, mareo 7.107 informes y fiebre 6.633 informes. Por cierto, que las alucinaciones asociadas al resto de los IBP aparecen con una frecuencia similar, incluido el esomeprazol magnésico 0,48%; 0,05% de tipo auditivo, siendo el lansoprazol el que parece asociarse a una mayor aparición de alucinaciones —0,71%—; 0,15% de tipo auditivo.
Se ha identificado como posible reacción adversa alucinaciones, de frecuencia de aparición desconocida, en base a los casos notificados de sospechas de reacciones adversas y los publicados en la literatura científica.
Fuente: https://www.aemps.gob.es/informa/boletinesAEMPS/boletinMensual/2017/octubre/boletin-octubre.htm
Los pacientes que toman fármacos supresores de ácidos estomacales de uso frecuente, lansoprazol, deben saber que tienen interacciones clínicamente importantes con muchos otros medicamentos de venta con receta.
El lansoprazol puede interactuar con varios de los antivirales que se utilizan para tratar la infección por el VIH.
El lansoprazol puede interactuar con varios anticancerígenos orales, como el erlotinib.
El uso concomitante de inhibidores de la bomba de protones como lansoprazol con metotrexato que se utiliza para tratar las enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, psoriasis y varios tipos de cáncer – puede aumentar el metotrexato en sangre hasta alcanzar niveles tóxicos. Esta interacción es más probable que se produzca cuando se administran dosis elevadas de metotrexato.
El uso concomitante de lansoprazol con el anticoagulante warfarina puede aumentar los niveles de warfarina en sangre, incrementando el riesgo de complicaciones hemorrágicas.
Fuente: https://www.saludyfarmacos.org/lang/es/boletin-farmacos/boletines/may202201/35_in/
El pantoprazol, junto con otros principios activos como el omeprazol y el lansoprazol, forma parte de los fármacos que llamamos antiulcerosos. Al contrario de la creencia popular, no son antiácidos ni protectores gástricos sino que actúan disminuyen a producción de ácido por parte del estómago.
El empleo abusivo del pantoprazol, durante periodos prolongados de tiempo (mayores a 1 año) o a dosis elevadas, se ha relacionado con reacciones adversas que pueden llegar a ser importantes, como reducción en los niveles de vitamina B12 y magnesio, así como osteoporosis.
Por tanto, sólo debe utilizarse cuando el médico lo considere adecuado.